ACUARELISTAS DE MAJADAHONDA
El pasado 19 de marzo nos acompañó en una demo online para la AAM el prestigioso acuarelista Batur Baslar, oriundo de Ankara (Turquía) y residente en Sevilla.
Batur posee una sólida formación en Bellas Artes que, aunque se percibe claramente en sus composiciones cromáticas y en el ritmo que imprime a su obra, destaca en especial por su interpretación de las luces y las sombras. Nos demostrará todo ello en su trabajo, pintando bajo la luz lateral de la tarde, que le gusta especialmente por los colores y la proyección de sombras que crea. “Sin embargo -nos dice- la naturaleza no siempre satisface nuestros gustos y por tanto el artista puede concederse la licencia de la propia interpretación”.
Batur define así su estilo pictórico: “Me concentro principalmente en la técnica de acuarela paisajística con un estilo que abarca elementos de realismo, impresionismo y semiabstracto”.
Hoy ha elegido un formato cuadrado, que considera el más adecuado para lo que quiere representar. Su primera licencia será añadir un espacio de agua que no existe en la realidad. Asimismo, creara un primer plano mas amplio. Aunque para el boceto tiene delante la foto de referencia, nos advierte de antemano que irá introduciendo modificaciones sobre la marcha, aun mas de las que ya introdujo en una primera versión de la obra en tamaño reducido, cosa que hace habitualmente para experimentar el resultado.
Estima que su tiempo de planificación de un trabajo es de dos horas y utiliza todo tipo de técnicas en esta etapa, tanto lápiz como recursos informáticos.
Batur ha elegido para esta obra colores tierra claro a oscuros, sepia neutro, gris Payne, amarillos limón y cadmio, naranjas transparente y Winsor & Newton, alizarina, violeta quinacridona, azules ultramar, cobalto, cerúleo y turquesa cobalto, verdes phtalo y perileno.
Respecto a los pinceles, se declara muy aficionado a las paletinas además de Da Vinci, Petit Gris de Raphael sintético y marta Kolinsky. Sobre este último, remarca su gran calidad, pero poca durabilidad.
Para el boceto, sobre papel 100% algodón y grano fino, dibuja con portaminas y con los mínimos detalles.
Empieza la demo explicando que situará la línea del horizonte en el centro del papel, aunque esto -especifica- no se considere correcto.
Como elementos Importantes, destaca el poste de luz, los árboles y las palmeras. Lo que hace, realmente, es un encaje de los elementos que van a componer la obra.
Pintará mojado sobre mojado y para ello inclinará el papel unos 10 cm. dejando escurrir el exceso para evitar la formación de gotas al aplicar las aguadas. Inicia ya el cielo, de claro a oscuro, aplicando en la franja superior una mezcla de ultramar, violeta y cerúleo para crear lo que él califica de cielo “contento” (luminoso). Sobre la zona derecha, aplica naranja, amarillo de Nápoles con tono rojo, azul cerúleo y cobalto y siluetea las casas respetando el blanco del papel y repasando con pincel seco para dulcificar el contraste. Finalmente, en el centro, amarillo Nápoles con morado.
Ahora, oscurece la zona debajo de las casas con cerúleo. Baja con una capa de tierra y sigue el plano horizontal hacia la derecha con siena tostada que mezcla con los azules anteriores, crea sombras y saca blancos, salpica para crear texturas y deja secar.
Las casas no serán completamente blancas, con pincel pequeño aplicara ligeros tonos cálidos, apenas perceptibles, para unir las formas. Teniendo en cuenta que el intenso sol “se come” el color de las casas, deja manchas amarillas, claros y brillos. Su atención se centra ahora en la edificación del tejado triangular de cual, por cierto, ha modificado la altura y comienza a construirlo con rojos brillantes y violeta a base de brochazos indefinidos. Aplica la misma técnica para el resto de los tejados, ahora con rojo cadmio y morado.
De la mano de Batur, un pincel Da Vinci nº 4 y colores verde perileno y tierras, van surgiendo los árboles, manchando las copas, dejando huecos, delineando el tronco y añadiendo después rojo, naranja y azul cobalto. Las palmeras y las sombras sobre las casas aparecen con las mismas tonalidades, pero más transparentes.
Como él mismo cita, “en este punto ya se va identificando el paisaje”.
Vemos ahora cómo trabaja la superficie bajo la línea del horizonte con tierra rojiza el plano más alejado y continuando hacia el primer plano con tierras marrones. Delimita las orillas del agua a base de pinceladas rápidas e irregulares en tierras y rojo. Va oscureciendo espacios, alguno con azul que se mezcla con el tierra rojizo anterior. Unos simples trazos con su uña de guitarrista van dirigiendo el camino.
Se centra ahora en rescatar el poste de la luz restando pintura con pincel mojado y vuelve a los árboles. Para la base, saca blancos con una regla y para simular las sombras sobre el agua aplica tierra oscura. De nuevo, con la uña, marca líneas horizontales para destacar reflejos.
Las palmeras van emergiendo según oscurece el tronco y traza las ramas con pincel fino y tonos cálidos verdes. Asimismo, va sacando contrastes y apunta otra palmera más pequeña e indefinida al fondo. También aplica alguna mancha oscura, que arrastra con el dedo, sobre los árboles que se han aclarado al secar.
A nuestros ojos, la obra estaría completa y, sin embargo, los detalles que añade a continuación nos desdecirán. Sin un orden concreto, los va introduciendo; oscurece el agua del primer plano, traza la sombra del poste con más intensidad en el extremo superior y nos explica que ahora hay que “anclar” la base de los objetos. Así, considerando que la fuente de luz está detrás y hacia la izquierda, aparecen arbustos detrás de las casas, la sombra lila y gris Payne del árbol más grande, algunas retamas en la base de las viviendas, ventanas apenas insinuadas, cables que salen del poste… Ya en el primer plano, aplica algunos trazos en rojo, malva y azul cobalto y, con pincel grueso y los mismos tonos de la vereda del río, compone una vegetación inesperada.
Efectivamente, cada detalle añade sensación de vida al paisaje, cobrando ritmo con cada sombra, con cada línea arrastrada…
Quizás, si entornamos los ojos y ponemos algo de imaginación, podríamos entrever gentes que, a la caída del sol, salen de sus casas para ocuparse de sus tareas vespertinas.
Pero sigan leyendo que aún queda la guinda del pastel. Retamos a Batur Baslar a pintar una acuarela ¡¡en un minuto!! Y, sí, ante nuestra sorpresa, dos paletinas, colores azul, rojo y negro y sus expertas manos lo logran. ¡¡Increible!!
Batur, nuestro agradecimiento por estar hoy con los socios de AAM y habernos concedido tu valioso tiempo y tu arte magistral en esta mañana de sábado.
Batur Baslar nació en Ankara, Turquía en 1967. Tras obtener el Grado Superior en Música del Conservatorio Estatal de la Universidad de Hacettepe viajó a Inglaterra donde estudió el Grado en Bellas Artes-Mixed Media Arts (ahora Fine Arts Mixed Media) en la Universidad de Westminster en Londres, durante el cuál se concentró principalmente en fotografía, pintura y grabado. Tras su graduación en 1997 se trasladó a Sevilla donde actualmente vive y trabaja.
«Lo que me atrae más de la pintura es el redescubrimiento de la forma y el color de los objetos cotidianos, que, en el proceso de “aprender”, vamos olvidando. Llega un momento que dejamos de ver los objetos ya conocidos. Sin embargo, diferentes condiciones de luz revelan infinitas identidades y dotan de múltiples significados a lo que vemos. Buscar una organización particular de ellos como parte de una composición es un juego que disfruto a lo largo del día. Pintar para mí, al mismo tiempo, es un proceso de traducción de una mezcla de distintos lenguajes a uno visual de un medio particular. Trabajar con acuarela es trabajar con la transparencia y la fluidez del agua. Es un medio vivo y tiene su mente propia. Uno no debe intentar dominarla sino hacerse amigo de ella, dialogar con ella, comprenderla y acompañarla en lo que quiere hacer.»
Artículo publicado originalmente en el nº 76 de la Revista Acuarelas de la AAM.